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Opinión

Hilda Nahuin y La mochila de la opresión

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21 octubre del 2017

Estas son mis compañeras de trabajo.
Así son: sencillas, sinceras, transparentes, dispuestas y muy buenas te diría.
Me alegro que se saquen de encima toda esta mugre de maltrato, persecución, opresión y autoritarismo.

Este sistema miserable, que han instalado en los últimos años estas dos mujeres, Hilda Nahuin y Viviana Martínez, que se creen impunes por tener nada más que un cargo efímero, que no les brinda ninguna atribución especial y mucho menos el derecho de pretender ser superiores a otra mujer laburante.

Las trabajadoras del Concejo tienen una familia, hijos, maridos, compañeros, padres y amigos que saben lo que cada una de ellas es y lo que cada una puede dar.

Estas mujeres tienen una vida más allá del trabajo que desempeñan dignamente.

Una vida muy distinta a las otras que se levantan cada día pensando en cómo harán para arruinarle la existencia a otros, en lugar de pensar cómo pueden trabajar para cumplir con el cargo para el que la gente las eligió.

Yo sé perfectamente que mis compañeras de trabajo han vivido muchas más cosas malas durante todos estos años.
Lo que contaron es sólo una parte ínfima del desprecio y la desconsideración.

Poco tiempo tenemos de conocernos y quizás a uno, que ya tiene muchos años de trabajo, que tiene experiencia en el trato con las personas, que sabe lo que es el compañerismo y la solidaridad, que conoce lo que es estar arriba y caerse de un plumazo, lo indignen más estas cosas que otras cuestiones.

Es indignante saber también que todo esto era conocido en muchos ámbitos, tanto sea municipal, sindical y político, y nunca nadie quiso hacerlo público.

Por eso esta actitud que hoy adoptaron las mujeres que trabajan en el concejo es más loable, porque se animan a romper con un esquema nefasto, que involucra a muchas más personas, que han sufrido estas actitudes repudiables de dos «representantes del pueblo».

Seguramente saldrán, como siempre ocurre, los defensores mediáticos y cibernéticos del poder, que primero difaman y después preguntan.

Habría que decirles a los medios que tengan la dignidad de preguntarles a las mujeres del Concejo primero y después que opinen lo que quieran.

¿O solamente les prestan micrófono a las que tienen cargo ?

Con sólo mirar la actitud de las trabajadoras, uno puede darse cuenta que estaban hablando con la verdad.
Sus rostros, su expresión y su postura, denotan el alivio por dar a conocer algo que tenían guardado en las tripas y que de una vez por todas sale a la luz para convertirse en parte del pasado.

Estas mujeres saben que tienen todo nuestro apoyo y pueden tener la plena seguridad que no vamos a permitir ningún tipo de maltrato.

Han sufrido durante años persecución, por el sólo hecho de encontrarse con dos ignorantes que se piensan que ser «concejal» es como si fueran reinas.

Espero que no se ofendan por lo de ignorantes.

En definitiva es una condición que se revierte simplemente estudiando.

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