Locales
Contar un abuso, el Coraje en primera persona

1 de abril del 2018
Una joven de nuestra localidad contó a través de Facebook el abuso del cual fue objeto a los 12 años, el relato es crudo pero por sobre todo es un tremendo acto de coraje y valentía son sus palabras las que nos hacen reflexionar sobre los peligros a los que están expuestos nuestros hijos.
Según la estadística que se tome entre el 90 al 95 por ciento de la violencia sexual contra menores, los agresores son del entorno familiar.
El relato:
Hace tiempo que vengo pensando en si escribir de esto o no… escribo… borro. Me pregunto si va a servir de algo… Hoy llegué a la conclusión de que sí, por lo menos para mi ser.
Cuando era chica, 12 años para ser precisa, no entendía de maldad o malas intenciones. No miraba con miedo ni desconfianza, mucho menos viviendo en un lugar donde «nos conocemos todos». No iba a desconfiar de una persona que conozco de chica, que me hacía jugar y me daba caramelos, que era compañero de trabajo de mi mamá. El sereno del lugar, no era malo!! ¿como iba a ser malo si el cuidaba ese grande lugar?
O por lo menos eso, no me lo cuestionaba.
Una tarde, la primera de primavera, en ese mismo lugar estaban las carrozas. Y como mi amiguita Negra ya estaba ahí, yo quería acompañarla.
Esta persona había pasado a dejar no sé qué a casa, no estaba mi mamá pero se ofreció a llevarme y acepté.
Íbamos en su camioneta roja, en dirección a gas. Nada raro, hasta que frenó en un kiosco por la calle Mitre pasando Urquiza.
– ¿Querés algo? Me preguntó, a lo que respondí que no, gracias (quería ir rápido a ver las carrozas). Esperé en la camioneta hasta que volvió con una bolsa gigante de golosinas y alfajores.. -Tomá, es para vos! Sonriendo me lo da.
– Primero paso por mí casa a buscar algo ¿Dale? (Pega la vuelta de manzana y entra la camioneta al garaje).
– Baja que voy a tardar un poco.
Un frío me corrió por el cuerpo, pero por miedo o no sé qué, baje y entre…
Cerró la puerta con llave y se hizo el que buscaba algo, mientras yo esperaba lo más cerca de la puerta posible. Sabía que algo malo pasaba…
No encontró nada, no buscó, nada. No era esa su intención.
Se dirigió al baño del cual salió sin remera.
– Me tiro un ratito, estoy re cansado. ¿Sabes hacer masajes?… ¡Vení dale, no seas mala!
Volvió al baño y agarró una crema, la cual me puso en las manos. No sé cómo pero me llevo hasta la habitación. Tenía las manos llenas de crema y el esperaba acostado boca abajo…
No sabia que hacer, no quería tocarlo.
En mí desesperación, con 12 años, lo único que recuerdo después de eso es que fui al baño y no quería salir. Me puse a llorar, como la nena era. Nena que solamente quería ir a divertirse. Ni golosinas, ni plata, ni masajes. Solo quería ir con mi amiguita.
Al ver la situación, que yo me negaba a recibir algo a cambio por lo que él quería y que no paraba de llorar, se distrajo. Aproveche y crucé la habitación, giré la llave y corrí, llorando, lo más rápido que pude hasta mi casa.
El desenlace podría haber sido otro, podría haber termino de otra manera. Pero por suerte, solo por pura suerte lloré, por suerte salí, por suerte corrí, por suerte llegué.
Lamentablemente en ese momento a la única persona que le conté, no era lo suficientemente consciente de lo que me había pasado, lamentablemente no se denunció, lamentablemente no se lo conté a mi mamá a tiempo. Lamentablemente este horrible momento lo tuve guardado 12 años de mí vida. 12 años doliendo, de odio, de bronca, de sentirme culpable porque yo me subí ahí, de miedo, de tristeza.
Con esto no busco nada, la justicia en estos casos sin pruebas no actúa. Solo quiero soltar esta pesadilla… Y pedirles que tengan cuidado con esta persona.
«El zorro» bien lo dice su apodo. El ser más despreciable que conocí en mí vida. Me basta advertir a los demás, y que a nadie le pase lo que me pasó o lo que me pudo haber pasado.
Que cuiden más a sus hijos y busquen la confianza de ellos, que pueden hablar de todo en los momentos justos.
Hoy, afortunadamente tengo contención emocional y psicológica. Por eso agradezco a los que me escucharon, los que me creyeron y ayudaron para que hoy lo pueda hablar.
Yo no me callo más.
Y a esta persona no le deseo el mal. La vida se va a encargar de que no se vaya sin pagar todo el daño que hizo, porque estoy segura que no soy la única que vivió esto.
Todo cae por su propio peso, Zorro.
En vida las vas a pagar.
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Información importante para tener en cuenta
¿Qué es un abuso sexual?
Son actitudes y comportamientos que realiza una persona sobre otra, sin su consentimiento o conocimiento y para su propia satisfacción sexual.
Va desde la amenaza al engaño, la seducción y/o confusión. Podemos hablar de abuso siempre que el otro no quiera o sea engañado, (incluso dentro de la pareja). Es un acto que pretende dominar, poseer, cosificar a la persona a través de la sexualidad. Unas veces el agresor actúa desde la violencia explícita hacia la víctima, que se siente impotente, desprotegida, humillada. Otras veces, se vale de la confianza en él depositados para desde la cercanía de una relación afectiva, romper los límites de la intimidad e introducir elementos eróticos, (sobre todo en niñ@s y preadolescentes). Establece una relación confusa, irrumpiendo no sólo en su sexualidad, sino en el conjunto de su mundo afectivo y vivencial. En estos casos, el abuso no es sólo sexual sino que también se da un abuso de confianza.
Los efectos de la agresión son múltiples, y se expresan en las áreas más importantes de la persona. Es vivido como un suceso traumático, es decir, como algo que impresiona tanto que no se puede elaborar, y por ello se intenta olvidar. Pero todo suceso traumático, “olvidado”, tiende a expresarse y a salir a la luz, bien desde un impulso a la repetición, ( incluso viéndose inmersa sin saber cómo en situaciones en las que nuevamente es violentada); o siendo ella misma, quien de manera activa, violenta o abusa de otros. Al mismo tiempo, también aparece una necesidad de evitar, de defenderse de la sexualidad consigo mismo, y de las relaciones sexuales en general. Es una sexualidad herida, muy mal integrada, y vivida como una amenaza, como algo que no se puede controlar, y que lógicamente afecta en las relaciones y compromisos con el otro, con la pareja…
Aclarar que el abuso sexual no es sólo penetración o agresión física. Abarca desde el contacto físico, (tocamientos, masturbación, sexo oral…), hasta la ausencia de contacto (exhibicionismo, erotización con relatos de historias sexuales – vídeos- películas-fotografías…).
Puede darse prolongado en el tiempo, o como hechos aislados y puntuales.
Puede suceder en el seno de una familia, de una institución, o con un vecino-profesor-orientador-médico; en el lugar de trabajo… Esto es, no hay un ámbito específico.
Sus consecuencias serán más graves cuanto mayor sea la implicación afectiva o la autoridad simbólica y moral, en interrelación con la duración temporal de dichos abusos.
