Zona Norte
LA CARNE ES DÉBIL…

21 de septiembre del 2018
(Por Rubén Lasagno) – Mezclar la política con los negocios es agitar un cóctel explosivo, pero si a esto le agregamos la “ambición política desmedida” de algunos socios, es como hacer pasar un golpe de corriente por un pan de trotyl de un kilo: alrededor solo queda tierra arrasada. Algo así, salvando las distancias por la metáfora utilizada, ocurrió entre los impulsores de los mataderos rurales, casi una conspiración populista encarnada por el Secretario General del Sindicato de Petroleros Privados Claudio Vidal, con el apoyo irrestricto del gobierno provincial, visibilizado en Pablo González y el Ministro de la Producción de la provincia Jaime Álvarez.
La iniciativa maquillada de ventajas comparativas que solo figuran en lo discursivo de la propuesta pública, pero dista mucho de ser eficaz y proyectiva en la actividad real y concreta de la provincia, fue llevada por los pueblos del interior como mascarón de proa de la preludiada campaña política del 2019. Con algunos aditamentos nuevos, ya dejó de ser el “lavadero de lana”, “la zona franca” y “la independencia energética” lo que se cuela en los discursos populistas del FPV/PJ, ahora sustituido por los “Mataderos rurales” adecuando el discurso a las necesidades insatisfechas de la población que ve el precio de la carne por las nubes y hace empatía con estas cuestiones, sin detenerse a analizar qué hay detrás de todo esto y quiénes manejan estas teóricas y mágicas soluciones para el bolsillo flaco de lo santacruceños.
Pero algo pasó en el medio. Recordemos que la foto impulsora de los “Mataderos para todos y todas”, tenía un condimento político fuerte, al igual que las escuelas que fundó el gremio petrolero y otras actividades sociales en los que de manera destacada, se apreciaba la figura del Vicegobernador Pablo González y a su lado, Claudio Vidal.
Si bien el proyecto de los mataderos rurales es inviable por los motivos que ya expresamos en notas anteriores, servía como “gancho” público para recrear la dosis de populismo necesario que tiene el FPV/PJ a la hora de enfrentar una campaña política. Claro está que el proyecto hace agua por donde se lo mire. Y es más seguro que su instrumentación traiga más dolor de cabeza a sus ejecutores, que beneficios a la población. Pero independientemente de ello, esta novedosa zanahoria atada delante de la nariz de muchos, daba buenos resultados a la hora de abrir la opinión pública, meterse entre la gente, hacer reuniones, hablar mucho, generar reuniones de vecinos, juntas vecinales, etc y de allí pasar a temas más de tinte político/partidario, para ir pulsando (de alguna manera) cómo estaba el ambiente proyectado al 2019, especialmente porque hasta hace unos días la Ley de Lemas aún era una realidad vigente.
El 10 de septiembre publicamos un análisis bajo el título “Las gauchadas de Vidal tenían olor populista” y ahí descubrimos que el dirigente petrolero estaba armando un espacio político propio con una ambición más concreta, que ser el segundo en una lista: quiere ser gobernador. Alguien dentro de su círculo rojo no dejó de calentarle la oreja en el último tiempo, haciéndole ver que “él puede” y que quienes se le acercan, en realidad, son los que necesitan de su atractiva personalidad política.
Pero sin perder tiempo, nuestras fuentes nos dieron detalles de cómo pergeñaba su campaña Vidal y desdoblaba la utilización de las 45 mil firmas de adherentes a los mataderos rurales que venía juntando, en avales para su nueva agrupación política, inventaron una suerte de “panfleto del clamor” en cuyo encabezamiento se puede leer la frase: “Yo lo quiero para Gobernador a Claudio Vidal. Porque es la hora!”.
Hasta el escándalo que se armó con el negociado de los mataderos, que pusimos en la agenda pública desde OPI donde descubrimos las vinculaciones de gente con antecedentes policiales y una sórdida actividad semi ilegal, relacionada con la faena clandestina y el robo de ganado, González lo había tolerado, pero cuando se enteró de las intenciones de Vidal, no lo pudo manejar y tampoco pudo contener a quienes desde adentro del FPV, pugnan por ganar un lugar en las próximas listas y ven la llegada del petrolero como la del Arcángel Gabriel caído del cielo pero con las alas intactas y la billetera del sindicato cargada y presta a “poner” donde sea necesario. Por eso, no dudaron en apuntarlo como el Caín bíblico que traicionó a su maestro por unas pocas monedas de oro.
No es menor entonces el título de un medio digital del norte cuya pauta está a cargo de Vidal, el cual le atribuye al perolero la frase “Es verdad es que no alcanza con firmas para bajar el precio de la carne. Hay que cambiar al ministro de la producción“; no pasa desapercibido de este análisis la imagen de Vidal junto al Intendente de Las Heras José María Carambia Cambiemos/UCR), que se parecen mucho a “Los Simuladores”, no tanto por la ficción y el ingenio para engañar a un oponente, sino para vender la mentira de los mataderos rurales como una realidad posible y mucho menos la defensa abierta de Roberto Giubetich (Cambiemos/UCR) intendente de Río Gallegos, a quien ahora los mataderos rurales le parece una idea extraordinaria para ayudar a la economía de los ciudadanos, lástima que no tiene la misma sensibilidad para acordarse de arreglar las calles, desobturar las cloacas que rebalsan y forman ríos de aguas servidas en la capital y levantar la mugre que lo contamina todo.
Nada pasa por casualidad en el universo político de la provincia. Si Vidal hoy está pidiendo la cabeza de Álvarez, es porque el cortocicuito con el FPV le ha “cortado las piernas” al proyecto que tan bien le venía a su lanzamiento político. El punto es que el dirigente petrolero pierde el espaldarazo de nada menos que la legislatura provincial, por lo cual ya está casi convencido que al matadero no entrarán las vacas para ser faenadas, sino su propio proyecto que ya nació muerto.
Pero como la política es el arte de lo posible (y lo imposible también), todo sugiere que si se alinean los planetas, los hombres se podrán dar la mano. El gran enemigo a batir ahora, al menos para el gobierno provincial, es la Corte Suprema de Justicia que como dijimos, hará caer indefectiblemente la Ley de Lemas. Y no es lo mismo la campaña con, que sin la ley vigente.
Sin embargo el hilo de las alianzas en Santa Cruz es muy fino y muy débil. El FPV/PJ no tiene candidato potable. Rota la fórmula González-Vidal, si no hay ley de Lemas, tendrá que aparecer alguien convocante ¿Quién?. ¿Pablo Grasso?, atravesado por las denuncias por irregularidades, mal manejo de fondos públicos y con graves problemas en el corto plazo, resulta más tóxico que aliado. ¿Javier Belloni? tiene dedicación exclusiva a su armado casero, pero sin aliarse al FPV/PJ su éxito es una entelequia. Aliándose con ellos, pierde irremediablemente. Daniel Peralta surge con ánimo de generar espacio propio; solo, será difícil que descorche un champagne, pero si tiene alguna idea revulsiva para el futuro, uniéndose a lo peor del PJ/FPV quedará sometido (una vez más) a los designios de su naturaleza peronista que en la última jugada le hizo perder su capital político, cuando jugó sus votos al cero, en la ruleta donde tallaba Alicia Kirchner, la que más perdió ganando.
En este acotado esquema que nos animamos a marcar, Vidal no tiene ninguna posibilidad de ir solo o por afuera, a pesar de sentirse envalentonado con la caja sindical que lo apoya, los “logros” obtenidos en estos dos años y el espejismo de que 40 mil firmas lo acompañarán a donde quiera ir.
Cualquiera de esas ilusiones, fueron creadas alrededor de él no tanto por mérito propio, sino por rodearse de quienes hoy manejan el poder en la provincia. Si desafía a uno de sus ministros, es porque la relación está rota o desgastada. Pero si como novia despechada, pretende jugar a los celos con sus mentores, va a tener dos problemas: solo no podrá hacer nada y quienes lo tomen como alternativa de acompañamiento en las elecciones 2019, no se llevarán el primer premio con Claudio Vidal y eso también deberán evaluarlo. (Agencia OPI Santa Cruz)
