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Opinión

Pasión, Política, Traición y Sábanas Blancas

Published

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7 de octubre del 2018

A veces la pasión no es ética, ni tiene códigos y menos molde moral, como toda emoción intensa nos vuelve descuidados, hace perder la cordura. Toda pasión está compuesta en gran parte de peligro, sino no es pasión.
Pasión significa padecer, lo que es una contradicción en sí misma o no tanto.

El Rey y su General se conocían desde jóvenes y habían transitado primero las ansias de gobernar y, luego, cuando lograron el objetivo fueron uno en la función de llevar adelante los destinos de la comarca.

Treinta años de amistad, cumpleaños, nacimientos, separaciones, muertes, todo en ese largo y cansador camino que une la política y las familias, todo aquello convirtió al Rey y su General en una dupla como ninguna, sin igual, se conocían a la perfección virtudes, defectos, actuares, gestos, casi tenían una conexión telepática como los gemelos.

Pero el Rey tenia esposa y el General un hijo. Como designios de la filosofía griega caminaron hacia el desastre, el destino miraba desde arriba desbarrancar  la vida de todos los involucrados, riendo, quizás riendo.

Este niño que se crio entre su casa y la de la “tía”, la esposa del rey, creció; ese chico era un recuerdo, se transformó en joven con sus primeros impulsos sexuales, el cuerpo pide y el alma es libre, no está claro que día y a qué hora pero todo explotó, se hizo irrefrenable, inconsciente, volcánico, sin conciencia, ellos dos sin el mundo, sin pasado ni futuro, la piel como único idioma que reconocen.

Dicen que los amantes se vuelven estúpidos, se pierde el sentido de la sensatez y en esa cama de sábanas blancas, blancas siempre blancas y un espejo de cuerpo entero, donde la esposa del Rey compartía con el hijo del General ese lecho matrimonial.

Una traición desgarra el corazón, una doble traición lo seca.

El rey se tomó esa afrenta como una cuestión personal no era la primera vez que la reina lo engañaba pero nunca había llegado a tanto, su sobrino del corazón era mucho, la furia se desato contra todos y fue así que le reclamo a su General la mala acción de su vástago, mientras los encuentros seguían en aquella cama de sábanas blancas.

La situación se tensó tanto hasta que el General planto cara ante al el acoso permanente por la acciones del joven que nada en el fondo tenían que ver con él y se le dijo al Rey que eso era cuestión de dos perdonas que tomaban sus decisiones y así sin más esa amistad se desmorono como se desmorona un alud de nieve por una montaña.

Pero esta historia donde las traiciones que  están a la orden del día, la peor y verdadera estaba por venir cuando la esposa del General se enteró que su comadre de toda la vida estaba compartiendo noches con su hijo, al que vio crecer, al que llevo al colegio, al que le organizo cumpleaños, al que le dijo “Hijo” hoy era su amante ocasional, habiendo tantos, tantos, tantos.

Así expuestas las cosas las dos mujeres cortaron toda relación hoy la familia del Rey y el General pasaron a de la comunión política y personal a aborrecerse o más bien odiarse, el odio de los traicionados.

Hoy el Rey sigue con su Reina son un matrimonio socialmente feliz.

Algunos cuentan que ella cada cierto tiempo saca del ropero tres cuerpos de la habitación un par de sabanas blanca y hace la cama con estas, no se sabe si por el recuerdo de los tiempos vividos o si aquel muchacho todavía la visita.

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