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Opinión

EL SINDROME DE LA “GATA FLORA”

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7 de noviembre 2020

(Por: Rubén Lasagno) – Resultaría cómico si no se tratara de una tragedia humanitaria, la reacción de ciertos personajes políticos de la provincia, quienes se debaten entre la necesidad de salvar las pilchas ante el fracaso de un gobierno que ellos mismos ayudaron a establecer (el de Alicia Kirchner), el apoyo irrestricto que le siguen dando en la Cámara de Diputados y la necesidad de despegarse de la propia trampa en la que cayeron cuando decidieron entrar al Frente para la Victoria.

Uno de ellos es el petrolero Claudio Vidal quien en un medio local puso el grito en el cielo porque el sindicato compró 10 mil test rápidos de detección del coronavirus que el gobierno provincial no le acepta y dichos medios de prueba, tienen vencimiento corto.

En su tren argumentativo, Vidal reniega de “algunos pícaros” (¿?) del gobierno, tratando de omitir palabras más adecuadas como “corruptos, vivos, tránsfugas” o aludir a intereses económicos de otro tipo, como es el negocio que se disputan funcionarios/empresarios provinciales, que lucran desde el inicio de la pandemia. 

Habla de “mezquindades políticas” y agrega que se juega “con la salud de nuestra gente”, haciendo propio el problema de la sociedad que está pasándola mal por la ineptitud del gobierno provincial y remata la idea tratando de capitalizar el error de su propio gobierno, con la intención de diferenciarse entre “ellos y él”. Bueno, le damos una mala noticia a Vidal: gracias a él y a Javier Belloni, Alicia Kirchner está donde está. Por propiedad transitiva, él (Vidal) es tan responsable de las mezquindades políticas como Alicia y su banda.

Finalmente (porque no es mi intención replicar lo que dijo Vidal), el petrolero que ya vuelve a estar en campaña, quiere hacer un juego de palabras que no solo remite a lo obvio en la asociación de ideas, tratando de ser “ingenioso”, sino que se tira una palada de tierra encima al señalar que los funcionarios “no entendieron qué significa Frente de Todos y en Santa Cruz lo convirtieron en Frente de Pocos”.

Más allá de la digresión intelectual que intentó ser ingeniosa pero lo dejó en el propio barro partidario, el petrolero ahora se dio cuenta que el gobierno que apoyó y del cual es parte (y a continuación vamos a explicar por qué) se fagocita a sus propios cuadros, en un canibalismo político propio del Frente Para la Victoria, al que le cambiaron el nombre para endulzar los oídos del votante, después del fracaso increíble de 12 años de gobierno y corrupción, que ni siquiera le permitió al partido original, mantener su nombre. Por eso y no por otra cosa, en OPI nunca lo mencionamos por el nuevo nombre de fantasía que inventaron, para cambiarle la piel al otro título vergonzante: Frente para la Victoria, como realmente se llama.

Vidal confirma, por la vía del despecho y del interés político de campaña adelantada, que el Frente no es de todos, sino de unos pocos. Verdad de Perogrullo si se entiende el espíritu sectario que tiene el FPV, quien después de usarlos, expulsa y escupe a los outsider como él, que pretenden tener “vuelo propio” o no duda en canibalizar a otros como Javier Belloni, el cual también busca cortarse solo y amenaza la hegemonía política de “esos pocos” que desde hace 30 años son dueños de Santa Cruz y no le van a permitir llegar por iniciativa propia.

Ahora bien, no creo para nada en la inocencia de Vidal que ahora aparece como despertando a los manejos sectarios de su partido. Solo un idiota o un mentiroso puede pretender que la gente crea que es un inocente sorprendido por la mala fe de quienes gobiernan y son parte del espacio político que ayudó a construir

Sin embargo, por averiguaciones realizadas en el entorno político provincial, el petrolero tiene una disputa de orden personal con gente del Jefe de Gabinete que no le quiere dar la posibilidad de que haga campaña horadando la gestión del gobierno, apareciendo como el que trae un alivio a la grave situación sanitaria con título de “colaboración” y por otro lado (y lo fundamental), le pise el negocio de los insumos que tienen armado desde Alcorta.

Vidal, por su parte, se jugó (una vez más) con los fondos de los afiliados al comprar 10 mil kits, sin consultarlo previamente y pretende iniciar la siembra de campaña con miras al 2021 y 2023. Al no poder aplicarlos en la provincia tiene un frente de tormenta interna por la plata que gastó y otro frente externo porque su propia tropa k le trunca su objetivo, especialmente el político.

Y otra de las frases maravillosas de Vidal fue “El pueblo de Santa Cruz no necesita más conflictos. Necesita respuestas, gestión, inversión. Generar empleo, reactivación de la industria, que se cumpla el 70/30, que podamos vivir bien. Necesitamos un sistema sanitario que no colapse en el momento que más lo necesita la gente“, dijo sin ponerse colorado.

Lástima que Vidal lo diga ahora, después de darle el voto y poner tres diputados dentro del bloque del FPV que aprueban todo a mano alzada. Si realmente creyera que Santa Cruz no necesita más conflictos, debería ordenarle a sus legisladores que no los incentiven, aprobando presupuestos falaces, leyes en contra de los trabajadores y los jubilados y sin hacer ningún cuestionamiento al incumplimiento persistente y constante de la provincia de la famosa mentira oficial del 70/30, cuando es su propio sector, junto con el de la minería, el que vulnera desde siempre la misma ley.

Y si todo esto fuera poco, la falacia discursiva de Vidal queda al desnudo, cuando pretende “ponerse del lado de la gente” y diferenciarse del gobierno provincial, mientras sus tres diputados se manifiestan en las radios “como partidarios del uso del Ibuprofeno Inhalado” y cuando se sientan en sus bancas votan en contra de su aprobación en la legislatura.

Claudio Vidal sufre de “El síndrome de la Gata Flora” y reniega de lo mismo que él ayudó a construir y espacio al que pertenece sin ninguna duda: el Frente para la Victoria. Por eso y para no quedar en posición adelantada, haciendo una alegoría futbolera, diferenció al gobierno de Alicia del gobierno nacional. Todo dicho: a Vidal el kirchnerismo se le nota hasta debajo de las uñas, por más que a su partido le haya puesto nombre de bebida sin gas.

Los kirchneristas se huelen, se perciben, se detectan fácilmente y éste es el caso. Y cuando un kirchnerista reniega de su propia tropa, es porque quiere cortarse solo y eso, en la fábula del gato y el ratón que impone esta facción política provincial y nacional, no es posible porque el gato es el que pone las condiciones y no es precisamente Vidal.

Vidal quiere “cambiar su historia” sin forzarse por demostrarlo. Antes de discursear separándose de lo malo de su espacio político y aparecer como un ángel impoluto, el petrolero tendría que revisar la actitud antisocial/antihumanitaria de sus tres diputados que votan con brazo enyesado todo lo que ordena Alicia en la Cámara o lo que hace el Intendente Españón en 28 de Noviembre, donde lo quieren sacar del cargo por corrupto, inútil y anti-institucional. (Agencia OPI Santa Cruz)

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